Me senté mirando hacia aquel parque y por primera vez desde los trece años lloré delante de otras personas.
Lloré como un bebé porque era débil, lloré por todos los recuerdos tristes y también por los bonitos, lloré por tus ojos y por tus labios, lloré ante la inmensidad de lo que sentía y lloré porque por primera vez desde los trece años me di cuenta que lo que había perdido jamás podría volver a reemplazarlo.
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Sé que es un gran esfuerzo pero contribuyes a una buena causa: Hacer que una sonrisa nazca en mi cara.