Y de repente sonaron las doce campanadas y ella estaba sola.
Dong, dong, dong...
A las tres se conocieron en aquella estación de Sevilla aquel día 26.
Entonces ella sintió su presencia detrás suya...
Dong, dong, dong...
A las seis se miraron de verdad por primera vez en aquel parque aquel día 26.
Entonces ella se giró y vio sus ojos marrones de nuevo...
Dong, dong, dong...
A las nueve se tocaron por primera vez aquella noche de mayo aquel día 26.
Entonces él levantó una mano y la posó en su mejilla...
Dong, dong, dong...
A las doce se besaron de verdad por primera vez, un beso intenso, un beso inesperado, un beso de fin de año aquel 31 de diciembre unidos por su cuerpo y su alma.
Entonces ellos por primera vez descubrieron que puedes pertenecer más a otra persona que a ti mismo, y así, empezaron el nuevo año con buen pie.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Sé que es un gran esfuerzo pero contribuyes a una buena causa: Hacer que una sonrisa nazca en mi cara.