Pretendes olvidar, pero¿Y si el no te deja?

jueves, 18 de abril de 2013

Como las medusas

Se acerca el verano, el momento de transformarse y ser un poco más brillante, un poco menos azul y más amarilla, volverte sonriente porque en verano nadie está triste, nadie.

Cambiamos, todos. Quizás es el sol, la carne que enseñan las universitarias por los bares, los brazos y piernas al descubierto, el calor, o las ganas de meterte en cualquier superficie cubierta de agua que te encuentres por el camino antes de derretirte cual helado anunciado por Iniesta. Y esto es lo que nos va, las largas tardes al sol, paseando de un lado a otro de tu casa y sentada en el suelo con el portátil entre las piernas, porque lo que realmente querrías tener entre las piernas anda dando vueltas por la playa de la mano de quién sabe quien o porque simplemente hace demasiado calor para pensar y no se te ocurre otra cosa que mirar al techo durante horas esperando a que tu hermano, primo, tio, padre o familiar cualquiera que se haya venido a tu casa a hacerte una visita aprovechando las vacaciones salga de darse su 725373 ducha del día, para entrar tú, porque hace calor y el calor derrite tu cerebro. Y a ti no te gusta. No te gusta porque el portatil se recalienta, no te gusta porque tus neuronas también se toman su tiempo libre, no te gusta porque tienes que depilarte y sobre todo no te gusta porque te mueres de calor. Puto calor.

Y, mientras que escuchas las cigarras cantar y tu vista al horizonte se vuelve algo borrosa, piensas en que ya no recuerdas como hace dos días mal contados te morías de frío y de verdad te estremeces al pensar en llevar tanta ropa encima de nuevo o al recordar la sensación de los calcetines empapados o los días grises. Piensas que no hay nada que desearías más que un poco de brisa fresca, pero es que eres un inconformista, como toda tu raza. Y así te va, deseando un invierno acabado cuando el verano que tanto estabas esperando está a punto de comenzar. Y como todos los verano comienza contigo, maldiciendo al puto calor por llegar de repente y sin avisar, como las medusas esas que siempre deciden ir a la playa cuando quieres ir tú.

"PUTO CALOR"

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