Con el paso de los años me he ido dando cuenta que a la gente no le gusta ser feliz. Es así, nos empeñamos en buscar la felicidad más por inercia que porque realmente la queramos. Es como al ver una película, estamos deseando verla y resulta que mientras la vemos la mayor parte del tiempo solo pensamos en que se acabe.
Es así. odiamos sentirnos llenos porque entonces ya nos nos quedaría nada más que sentir, aparte de dolor. No nos gusta que las cosas buenas duren mucho tiempo porque ya empezamos a sospechar que lo malo se acerca y al final nos convencemos tanto que acaba sucediendo. Es muy triste que la realidad sea así y lo más triste es que no tiene pinta de que vaya a cambiar.
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Sé que es un gran esfuerzo pero contribuyes a una buena causa: Hacer que una sonrisa nazca en mi cara.