El corazón se me rebosa y yo lo derramó en hojas blancas, rosas, rojas, azules... Cualquier color combina contigo. Cualquiera queda bien con tu recuerdo. Y aquí estoy de nuevo, escribiéndote sin que lo sepas, pensándote sin decírtelo y mirando una silenciosa pantalla desde la cual tú me sonríes sin saberlo.
Y me ardes. Y me escueces. Y me dueles. Y me encantas. Y es que no sé qué voy a hacer contigo y con todo esto. Y que, eso, que hablo de ti.
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Sé que es un gran esfuerzo pero contribuyes a una buena causa: Hacer que una sonrisa nazca en mi cara.